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¿Te has encontrado alguna vez con que tus vecinos hacen un uso indebido o abusivo de las zonas comunes de tu comunidad de propietarios? ¿Has tenido que soportar ruidos, suciedad, desperfectos o invasiones de tu espacio por parte de otros residentes? Si es así, sabrás lo molesto y frustrante que puede ser, y lo difícil que resulta a veces llegar a un acuerdo o una solución satisfactoria para todos.
Los conflictos vecinales por el uso de las zonas comunes son muy frecuentes y pueden afectar a la convivencia y al bienestar de todos los que viven en un mismo edificio o urbanización. Por eso, es importante saber qué son las zonas comunes, cuáles son los derechos y deberes de los vecinos y cómo puedes resolver los problemas que surjan de forma pacífica y eficaz.
¿Qué son las zonas comunes?
Las zonas comunes son aquellas partes de una comunidad de propietarios que no pertenecen a ningún propietario en particular, sino que son de uso y disfrute de todos los que viven en ella. Por ejemplo, el portal, las escaleras, los ascensores, los pasillos, los jardines, las piscinas, las pistas deportivas, los garajes, los trasteros, etc.
Estas zonas comunes tienen una doble naturaleza: por un lado, son elementos comunes, es decir, que forman parte del patrimonio de la comunidad y están sujetos a su régimen jurídico; por otro lado, son elementos privativos, es decir, que cada propietario tiene una cuota de participación sobre ellas y puede ejercer su derecho de uso y disfrute, siempre que no perjudique al resto de los vecinos.
¿Cuáles son los derechos y deberes de los vecinos respecto a las zonas comunes?
Los derechos y deberes de los vecinos respecto a las zonas comunes vienen establecidos por la Ley de Propiedad Horizontal, los estatutos de la comunidad y las normas de régimen interior. Estos son algunos de los más importantes:
- Derecho a usar y disfrutar de las zonas comunes, de acuerdo con su destino y sin alterar su configuración o estado.
- Derecho a exigir el cumplimiento de las normas de convivencia y el respeto a las zonas comunes por parte de los demás vecinos.
- Derecho a participar en la administración y gestión de las zonas comunes, a través de la junta de propietarios y el presidente.
- Deber de contribuir al pago de los gastos comunes, según la cuota de participación que le corresponda a cada propietario.
- Deber de conservar y mantener en buen estado las zonas comunes, evitando causar daños o deterioros.
- Deber de respetar las normas de uso y horario de las zonas comunes, así como las limitaciones o prohibiciones que se establezcan para garantizar la seguridad, la higiene y el orden.
Más adelante escribiremos un post ampliando esta información acerca de los derechos y obligaciones de los vecinos con respecto a las zonas comunes.
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¿Qué tipos de conflictos pueden surgir por el uso de las zonas comunes?
Los conflictos vecinales por el uso de las zonas comunes pueden surgir por diferentes motivos, como:
- Ruido: El ruido es uno de los motivos más comunes de conflicto. Los vecinos pueden quejarse del ruido de las mascotas, de las fiestas, de la música o de cualquier otra actividad que les moleste.
- Limpieza: La limpieza también puede ser motivo de conflicto. Los vecinos pueden quejarse de que las zonas comunes no están limpias o de que no se respetan las normas de limpieza.
- Aparcamiento: El aparcamiento es otro motivo frecuente de conflicto. Los vecinos pueden quejarse de que no hay suficientes plazas de aparcamiento, de que los coches ocupen las plazas de otros vecinos o de que se aparque en zonas prohibidas.
- Uso inadecuado de los espacios comunes: Los vecinos pueden quejarse del uso que otros vecinos hacen de los espacios comunes. Por ejemplo, pueden quejarse de que alguien ocupa la piscina o el gimnasio en horas intempestivas, de que alguien deja su ropa en la lavadora durante horas o de que alguien utiliza el tendedero para secar ropa que no es suya.
¿Cómo prevenir los conflictos vecinales por el uso de las zonas comunes?
La mejor forma de evitar los conflictos vecinales por el uso de las zonas comunes es prevenirlos, adoptando una serie de medidas que favorezcan la convivencia y el respeto entre los vecinos. Estas son algunas de ellas:
- Conocer y cumplir las normas de la comunidad, tanto las legales como las internas, y exigir su cumplimiento al resto de los vecinos.
- Participar activamente en la vida de la comunidad, asistiendo a las juntas de propietarios, colaborando en las decisiones, aportando ideas y sugerencias, etc.
- Mantener una actitud positiva y constructiva, evitando las críticas, las quejas y los reproches, y fomentando el diálogo, la cooperación y la solidaridad.
- Respetar el derecho de uso y disfrute de las zonas comunes de los demás vecinos, y hacer un uso responsable y adecuado de las mismas, sin causar molestias, suciedad o daños.
- Informar y consultar con los vecinos sobre cualquier obra, reforma o actividad que pueda afectar a las zonas comunes, y solicitar los permisos necesarios.
- Buscar soluciones pacíficas y consensuadas a los problemas que puedan surgir, y evitar los enfrentamientos, las amenazas y las agresiones.
¿Cómo resolver los conflictos vecinales por el uso de las zonas comunes?
Los conflictos vecinales por el uso de las zonas comunes pueden tener diversas causas y gravedad, pero en general se pueden clasificar en dos tipos: los que afectan al derecho de uso y disfrute de las zonas comunes, y los que afectan a la conservación y mantenimiento de las zonas comunes.
Los primeros suelen estar relacionados con el incumplimiento de las normas de convivencia, como por ejemplo, hacer ruido, dejar basura, ocupar plazas de aparcamiento o trasteros ajenos, colgar ropa o enseres en las ventanas o balcones, etc. Los segundos suelen estar relacionados con el deterioro o daño de las zonas comunes, como por ejemplo, roturas, grietas, fugas, manchas, etc.
Para resolver estos conflictos, lo más recomendable es seguir estos pasos:
- Intentar dialogar con el vecino o vecinos implicados, de forma cordial y educada, explicando el problema y buscando una solución amistosa.
- Si el diálogo no funciona, comunicar el problema al presidente de la comunidad o al administrador, para que intervenga y medie entre las partes, o para que tome las medidas oportunas, como por ejemplo, enviar una notificación, imponer una sanción, reclamar una indemnización, etc.
- Si el presidente o el administrador no actúan o no consiguen resolver el problema, acudir a la junta de propietarios, para debatir y votar una solución, o para que se apruebe una acción judicial, si fuera necesario.
- Si la junta de propietarios no logra un acuerdo o no se ejecuta la solución, recurrir a la vía judicial, presentando una demanda ante el juzgado de primera instancia, con el asesoramiento de un abogado y un procurador.
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Un Vecindario en Armonía
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